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sábado, 20 de enero de 2018

Yo también quiero un mundo mejor.

Yo también quiero un mundo mejor. Con coherencia, manos que salvan y mentes ocupadas en lo que les apasionen. Que respeto y realidad compartan R porque concuerden en el número de todas las mentes del planeta, hasta en las estrechas.

 Yo también quiero un mundo mejor. Más sensible. Más amable. Franqueable. Despierto, porque aprovecha las horas de sueño sin mirar la pantalla del móvil. Un mundo sin tomar sustancias que conducen a decepciones innecesarias y a falsas apariencias. Vacuna para la enfermedad mortal del borreguismo.

 Yo también quiero un mundo mejor. Que las palabras se vuelvan inútiles si se van a utilizar en vano. Que los que dan ejemplo se aprendan el séptimo mandamiento y, que cualquier domingo mismo, se les caigan las manos por no estrenarles al pueblo un futuro digno. Que la riqueza material no tenga valor comparada con la del corazón. Que los que sueñan tengan su espacio y los mantenidos quejosos se ahoguen de una vez por todas en sus lodos de victimismo.

 Yo también quiero un mundo mejor. Un mundo que se aprenda su historia para no repetirla. Que siga sin regalar nada y que valore todos los segundos que tiene un minuto. Que el ciego vea sin ojos. Que la mente se alimente de criterio propio. Que si Dios un buen día levanta su cabeza, no se mate solo y en silencio. Que el primer plato en la mesa no sea para el hombre. Que los penes asesinos tengan penas de muerte. Que la justicia no sea un animal mitológico y que ni una menos pierda la sonrisa para siempre.

 Yo también quiero un mundo mejor. Que los banqueros sientan como aprieta un bozal y ese dolor frío de perder lo que siempre fue tuyo. Que sigan cayendo las torres altas y que la humildad sea un Sanex tan obligatorio de utilizar como el DNI. Yo quiero un mundo mejor. Más altruista, más simple. Donde alegrarse del bien ajeno sea tan necesario como beber agua. Un mundo que cuando abra los ojos por las mañanas, sólo sepa dar las gracias por estar vivo.

 Decía Eduardo Galeano: "La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, para caminar".

 Pues eso, caminemos.





Besos en la frente para ti y así el mundo será mejor.

 Ana

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