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viernes, 9 de febrero de 2018

Un texto que salva.

Hola a todos.
En esta semana no he pasado mucho por este rincón. Mea culpa. He tenido la mente llena de trabajo, de cosas que me han pasado y de muchas emociones. He intentado exprimir las 24 horas que han tenido y tienen mis días y también los tuyos.

Hoy no voy a publicar nada propio. Hoy os muestro un texto que me mandó hace unos días la mujer que mejor me conoce. Cada vez que leo o escucho algo que me identifica, intento compartirlo contigo. Lo mismo a ti también te salva y te limpia el motor que tienes justo encima de tus hombros.

El texto se llama "El viaje hacia la felicidad". Una frase muy común en libros de autoayuda. Muchos lo tacharán de típico con tópicos. Pero, ¿Quién lo aplica? ¿Lo aplicas tú en tu día a día? Si formas parte de esa minoría, ojalá te llegue mi beso con la rapidez de un cohete.

Gracias, Fernan Makaroff. Gracias por ponerle al mundo la luz que necesita.

"Antes había cosas que me ocurrían que no entendía, que juzgaba como negativas. Luego me dí cuenta de que esas cosas negativas eran las que más me ayudaban a crecer, a sanar y a fortalecerme, además de que yo mismo las había atraído a mi vida para tal fin. Esto me permitió hacerme absolutamente responsable por todo lo que me sucedía. Una vez que comprendí esto, dejé de llamarlas malas y comencé a llamarlas buenas. Por consecuencia y a partir de ese glorioso momento, pude ver que sólo me sucedían cosas buenas. Entonces me liberé del miedo al futuro (ya que nada malo podía ocurrirme) y comencé a vivir en sintonía con el amor consciente. Comencé a vivir con una fe absoluta y ciega en la Existencia. También me dí cuenta de que si no existían cosas malas, tampoco podían existir los problemas y me volví a liberar. Comprendí que sólo eran juicios de mi mente. Este conocimiento profundo me permitió, naturalmente y sin esfuerzo alguno, aceptarlo todo.
A partir de ese momento mi vida se transformó en una constante bendición, simplemente por comprender que todo en este universo está creado a mi favor para ayudarme. Comencé entonces a sentir que era terriblemente amado y protegido. Dejé de desear, dejé de pedir y de esperar. Solté y me entregué a lo desconocido. Comencé entonces a recibir mucho más de lo que jamás hubiera imaginado.
Finalmente desperté. Pedí perdón por haber sido tan ingrato, por no haber visto la magia de la vida y al mismo tiempo me perdoné a mí mismo por ello. No más problemas, no más quejas, no más sufrimiento, no más deseos, no más resistencia, no más infelicidad... Sólo constante bendición, gratitud sin límites, amor incondicional y una paz que no es de este mundo, una paz del más allá.
Esto sí es vivir. Esto sí es la vida".





Besos en la frente.

Ana.

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