No me llevo
bien con los días en los que por sistema estamos obligados a celebrar algo,
pero también odio las aceitunas y de pequeña las comía rellenas de anchoa. Hago
excepciones. El radicalismo del blanco y el negro divide tanto como las ideologías. Sin embargo, el gris une como buen intermediario que es. Ahora recordando, yo
tuve una goma de borrar de color gris casi vitalicia. Digo casi porque ya no la
conservo, pero me acompañó en muchos
cursos escolares durante tantos años como mi maestro. Borré con ella más números
que letras. Los que me conocen desde hace muchos años saben que en cuarto
de la ESO me aprobaron las Matemáticas por lástima y por todo el dinero
invertido de mis padres en esas clases particulares a las que llevaba calculadora y nunca oídos. Iba para letras y en cuatro palabras: me dejaron por
imposible.
Hoy se
celebra el día del maestro y he de reconocer que no me acuerdo de todos. La
memoria selectiva me alarga la vida, tanto como a ti y con las pérdidas de
memoria a corto plazo hundí a muchos maestros enemigos "insumergibles" todos como el Titanic, de los que nunca entendí ese porqué chocar tanto con mi bloque de hielo. La que hablaba en clase siempre era yo, oiga
usted con la manía… Ahora ya no tengo ese egocentrismo adolescente y aunque no
me acuerde de sus nombres, les doy la
razón. La comprensión matemática corta, pero la lengua larga. Asumido está.
Afortunadamente
una crece, evoluciona, agradece el haber perdido tanto el tiempo en raíces
cuadradas y sonríe cuando le escucha la voz a través del teléfono al único
profesor que conserva en su vida actual. La goma gris se desintegró, pero
Juanma sólo usa ese verbo con las faltas de ortografía. Él fue mi profesor de
Lengua y Literatura durante muchos años, también mi vecino y pasaron los años y
derivó en confidente, sin dejar nunca su oficio docente. Yo la literatura, sobre todo
la poesía, la traía bien amada de casa, pero el amor me lo agrandó él cada vez
que recitaba a Lorca, a Salinas, a Machado… Fueron muchos los que desfilaron
por su garganta y continuaron por mis sueños. Siempre me gustó encontrarme con
él por la calle cada vez que paseaba a su perrita, compartir un café o comer en
su casa. Nunca me faltó un consejo, nunca me falta, siempre aparece de manera
oportuna.
Ahora no
nos vemos todo lo que me gustaría, lo urgente no deja tiempo para la importante
(para recordarnos ese dato ya tenemos a diario los anuncios publicitarios
navideños) , pero hoy es el día del maestro y el otro día recibí un WhatsApp
suyo en el que me decía :“¿Dónde guardas la chistera de la que sacas estos
artículos tan sorprendentes, originales, sentidos y bien escritos…?” Él no lo
sabe, pero tampoco sabe que ese mensaje me hizo llorar. Mi maestro me lee.
Invierte algún tiempo de su jubilación para leerme el caos, ¿sabes qué
sensación tan bonita? He de añadir que también lo invirtió para ejercer de
actor en mi ópera prima “Mi mejor consejo”, la cual puedes ver a la derecha de
este blog. Él siempre invirtió tiempo y aprendizaje en mí. En presente me lee.
Querido
Juanma, siento decirte que la chistera no existe, pero el artículo de hoy sale concretamente
del cariño que me nace cada vez que te recuerdo. Quizás del balance que hace
una cuando le quedan pocas horas para volver al trabajo, se da cuenta del paso
de los años y del valor intangible que tienen los que la acompañan en los negros,
blancos y grises.
Gracias por
amar tu vocación, por contagiarla, por tu huella, por tu amparo y tus lecciones de maestro inmortal. ¡Ah! Y por
leerme. Te abrazo en tu día. Te celebro siempre.
¡Feliz día a todos los maestros y maestras!
Gran profesor, mejor persona. Qué difícil es dejar huella y lo fácil que ha logrado llegar a nuestros corazones con una herramienta tan fácil como su voz.
ResponderEliminarAún recuerdo cómo se quedaba toda la clase en silencio, totalmente encandilada.
Me he emocionado leyéndote, no esperaba menos con los dos grandes maestros que has tenido, tanto en la escuela como en casa.
Sigue así, amiga. Tu esencia crece por día y estoy muy orgullosa de ti.