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lunes, 31 de diciembre de 2018

El último café del año.



Me tomo el último café del año como si fuera el primero. Este líquido viaja en mi cuerpo en más ocasiones de las que el médico me recomendó, pero desobedezco por inercia. El café ha convertido en reales a muchos de esos sueños que creían ser sólo imaginarios. Bueno, el café y mis nervios.

Hoy no voy a beber del agua pasada, sigo con mi café como ya sabes. Los archivos vividos están clasificados en orden cronológico por emociones y sería deshacer la estantería de 365 baldas con tantos libros como días y noches.
En este 2018 no he tenido la casa de mis sueños, ni el jefe que ha multiplicado los abrazos que doy en Sevilla. Me han intentado pisar sueños, opiniones y autoestima en un lenguaje coloquial y dañino, tan atrevido como ignorante.
Lo mejor ha sido el aprendizaje. Ahora sé que para vivir no hay que matar a los demás  y presumo de mantener la dentadura intacta. Agradezco lo que llevo dentro, encima y dejo a los lados. Me lleno la cara con besos que llegan de frente y alimentan La luz de mi faro. Me esperan en el camino sólo los pies por los que me dejo acompañar y las alas de niña soñadora con las que crecí nunca se rompieron.
Leí hace unos días: “El maestro sólo aparece cuando el alumno está preparado”. Y así ha sido y es: el 2018 apareció y me preparó. Ahora no soy, pero sí estoy lista. Resistí para llegar a este último café del año. El poco y bueno lo aplico a todos los ámbitos. El mucho y malo lleva a esa hipocresía tan tóxica como el machismo que tanto acecha.
Soy feliz con lo puesto y más con las maletas que dejé.

Todos los finales predicen un nuevo comienzo. Por eso al nuevo año que estrenamos en horas le pido valentía, más seguridad en mis actos, echar de menos a la misma estrella, encontrar mi sitio en un país de cristales rotos con olor a poder corrompido, seguir cuestionándome, mantener las mismas debilidades y tantos pájaros en mano como paciencia en las venas.
Un buen amigo me decía hace unos días: “Ana, el talento aflora”. Pues que el nuevo año venga con todas esas oportunidades para que tus talentos y los míos afloren.
Gracias a todos los corazones que me han ayudado a sentir estas líneas.
Salud, amor, luz y criterio propio para ti.
Esto acaba de empezar.
Cúbrete las espaldas.
Sé feliz.
Te beso en la frente. 

Ana

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