La Andalucía en la que creo sabe que las estrellas no tienen
novio y me mece los recuerdos de la infancia en un patio de Sevilla.
La Andalucía en la que creo se sienta en una silla de enea
con abanico en mano y, en una mirada fija, me abre los brazos con la bondad
infinita de las madres.
La Andalucía en la que creo me cuenta mi vida en un
claroscuro de sol y luna. Le pone la otra mejilla a los que la apuñala con
prejuicios, derrocha agallas en un taconeo a la sombra y hasta presta los
clavos, por herencia de sus abuelos, a Jesús el Nazareno para subir al madero.
Aunque no haya salvación.
La Andalucía en la que creo me lleva en su sangre como romana,
mora, hasta vikinga… y yo a ella la llevo en mis ojos y en el acento de mis
labios.
La Andalucía en la que creo desenreda nudos y me relee a sus
emigrantes, exiliados y olvidados en cunetas que la amaron hasta el último
suspiro.
La Andalucía en la que creo tiene pan para sus bocas y
cárcel para sus rateros. Cada golondrina
levanta su propio nido. Deja en símbolos rancios y lejanos a los señoritos de
pistola en mano y sabe que ni la copla, ni el pasodoble pertenecen a ninguna
dictadura.
Que esa Andalucía que me nace sea alegría y no agonía. Que distinga los murmullos desde un sardiné, siendo reaccionaria y libre por encima de la niebla del qué dirán. Que deje atrás los lutos de diez candados, las medias negras y la ignorancia que ha roto tantas historias de amor.
Sueño no verla beber el vino amargo del desempleo y compadreo. Sueño cultura, derechos humanos, limpieza en instituciones, educación y sanidad pública.
El único tono de verde que beso es el de la bandera porque
simboliza la fuerza motriz de la esperanza. La misma que tuvo Federico García Lorca,
Blas Infante, María Zambrano o Carlos Cano, hoy la tengo yo. Es mi ojo de la
lupa. Me sostengo sobre sus cimientos y construyo mi vida sobre ellos.
Yo creo en esa Andalucía. En sus esquinas, en su belleza, en
su gente trabajadora... Y desespero con los que creen en otra.
Feliz día de Andalucía a los que la llevan en la sangre, ya sea por nacimiento o enamoramiento.
“Ser andaluz es la forma cultural que yo tengo de ser
persona”- Carlos Cano.
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