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lunes, 18 de marzo de 2019

Ser tú mismo o misma, una proeza de superviviente.




Ser lo que eres, lo que te nace de dentro y ponerle voz a eso que viaja en ti como el agua por el tallo que sostiene a la planta, es un reto. Ser tú mismo o misma, una proeza de superviviente.
Los mejores consejos que en su mayoría salen de las bocas que te soplaban la sopa cuando te preparabas para estrenar primeros pasos, mantienen un único trasfondo: “Sé tú mismo o misma, cariño”.
¿En cuántas películas, obras de teatro o libros las frustraciones del personaje principal se agarran a esas buenas palabras que le regala un secundario casual mientras divisa un futuro desenlace que no desea? Ni en una, ni en dos y ni en tres. Si hasta en anuncios de televisión, en cuñas radiofónicas o entre canción y canción de Spotify te las encasquetan (Sí, no soy “premium” en nada y tampoco en Spotify).

Vivimos en una sociedad borreguista, donde "tantos likes tienes, tanto vales". En ella, los que no se conforman con lo puesto y pretenden crear arte de sus propios pensamientos tienen millones de inseguridades alimentadas por miedos y frustraciones varias; y los que se conforman no se plantean más que seguir “la verdad” que siguen millones y millones y millones de nombres. Hay que ser muy valiente para ser lo que eres y no seguir el patrón. Estamos a punto de regalarle el voto a la ignorancia, a la homofobia, a la carencia de derechos humanos, a la falta de civismo, al machismo y no al racismo, sino a la aporofobia.
Me da más miedo volverme inerte al futuro, que la muerte. Desde niña me ha costado mucho mantenerme en silencio, al margen y recta con las piernas cruzadas. Sigo sin hacerlo. Me aburro. Calladita sólo está más guapa la que se lo cree. Continúa dándome pereza el color blanco de la caja de Plastidecor, ¿Tú lo usaste alguna vez? Yo si lo hubiera hecho lo recordaría, pero pasó desapercibido. Como tanto actores y actrices que no son guapos, ni guapas. Como tantos escritores y escritoras que aún no tienen nombre, ni millones de seguidores en las redes. Como tantos pintores, modelos, empresarios y empresarias de tiendas vecinas que cierran... ¡Ay, la era virtual! ¡Ay, la vista rápida y el poco indagar!

Podría seguir, pero todo esto venía a que nos introducen en el cerebro el “sé tú mismo”y nadie avisa de que te tienes que apretar la armadura porque te van a venir dos guerras: la de la masa dispuesta a generar productos como avatares sin consistencia y la tuya interna para encontrar la paz interior ante tanto modelo preestablecido por… (no quiero mentar gobiernos, ni religiones, ni opios).

“Tú no pienses, pero sé tú mismo”. A esto nos enfrentamos. Es real.
Tan real como que nos queda seguir con el trapito limpiándole las manchas al optimismo.
Tan real como que esta reflexión me ha venido a la mente mientras paseaba por el Retiro, al ver a un grupo de jóvenes y “jóvenas” modernos y modernas posando, esperando a ser devorados y devoradas por likes que les recordarán lo que valen. Y seguramente hasta se lo crean.  



Besos en la frente.

Ana

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